Este artículo ha sido rescatado del foro Cosas Agapornis, que ha sido finalmente cerrado en julio del 2019. No está escrito por mí, por lo tanto no me hago responsable de su contenido ni opiniones.
Megabacterias en las aves. Unas asesinas casi silenciosas.
Imagen al microscopio de Megabacterias.
Las megabacterias son unos microorganismos que, por su aspecto al microscopio, parecen bacterias de gran tamaño y muy alargadas, mostrando una estructura parecida a un palo. Por otro lado, tienen características que nos harían encasillarlas en la familia de los hongos. Y en definitiva, están más próximas a los hongos que a las bacterias.
Inician su actividad de la siguiente manera. El Ph del buche de las aves, es de carácter ácido. Las megabacterias transforman este Ph y lo suben hasta hacerlo neutro e incluso alcalino (7- 7,5-8), esto se traduce en alteraciones digestivas, sobre todo del proventrículo, que para que nos entendamos es la parte anterior a la molleja, haciendo que este se dilate hasta aumentar tres veces su tamaño y siendo este mismo lugar el preferido para que las megabacterias se almacenen.
Manifestaciones de la enfermedad.
Empieza con un enlentecimiento de la actividad, parecen más tranquilos y se puede observar un erizamiento de las plumas de la cabeza dando un aspecto más acolchado a la misma. Posteriormente sigue con un embolamiento del total de las plumas del ave, en esta fase ya es manifiesto una pérdida de masa muscular pectoral dando al ave el común síntoma de la seca, mal seco o quillado; si soplamos las plumas para fijarnos en la región abdominal se ve un aumento del intestino (enteritis), un abultamiento redondo y duro en esta misma región (proventriculitis), y en algunos individuos se puede observar una media luna de color oscuro que es el hígado (hepatitis) y si sólo se ve un punto negro corresponde a una inflamación del bazo (esplenitis). Todo este conjunto da un aspecto del abdomen como irregular y “sucio” con venas que cruzan toda la región abdominal.
Las aves parece que comen más, pero es sólo apariencia, ya que pelan las semillas pero no ingieren todo ese grano pudiendo observarse los trocitos en suelo y comederos. Las heces son más voluminosas de color marrón claro a verdoso y muchas veces son diarreicas. Otro síntoma a tener en cuenta es que si nos ponemos guantes de látex finos y restregamos entre nuestros dedos las heces veremos que hay trozos de semillas también sin digerir.
En definitiva van a causar trastornos digestivos como son vómitos y diarreas o heces pastosas que van a terminar con el “embolado” y “quillado” (perdida de masa pectoral), terminando con la muerte de muchos ejemplares.
Diagnóstico.
Aunque los síntomas que hemos visto anteriormente nos pueden orientar, solo la observación al microscopio de las heces frescas por parte del veterinario puede confirmar la presencia de la enfermedad.
Tratamiento.
Se ha descrito cierta efectividad del fluconazol, pero no garantiza su erradicación.
El Itraconazol combinado con Enrofloxacino se muestra efectivo a largo plazo, mediante un tratamiento de alrededor de un mes o incluso más.
El Itraconazol combinado con Azitromicina, mediante un tratamiento de 14 días se ha demostrado efectivo.
Sin embargo, es la Anfotericina B la que nos da las máximas garantías de curación con tratamientos mínimos de 10 días. Se suele recomendar un tratamiento de 14 días y una repetición del mismo pasados 15 días, ya que son microorganismos difíciles de erradicar.
Dado que se suelen presentar infecciones asociadas por otros microorganismos tales como bacterias gramnegativas, es recomendable efectuar un tratamiento conjunto con un antibiótico adecuado tipo enrofloxacino.
Es frecuente también que, de forma oportunisma, posteriormente al tratamiento se presenten infecciones por coccidios, ya que no todos los tipos de coccidios son sensibles a la Anfotericina B, por lo que se debe efectuar un tratamiento posterior con sulfamidas adecuadas para coccidios.
Ejemplo de heces de agapornis en las que se ha confimado la presencia de megabacterias:
Fotos: hydepark.co.il y cosasagapornis.com
CASO FICTICIO DE MEGABACTERIAS EN AGAPORNIS TARANTA, PERO QUE REFLEJA MUY BIEN LO QUE SE DEBE HACER ANTE UN CASO REAL.
Aquí voy a relatar el caso FICTICIO de agapornis taranta con el fin de tratarlos dado su mal aspecto. Este caso está desarrollado junto con LILOTICA.
A su llegada una hembra de taranta presentaba el siguiente aspecto:
Tras una revisión del ave, se diagnosticó megabaterias por la presencia de semillas semidigeridas en el interior de las heces.
El aspecto de las heces era este:
Dado que las megabacterias suelen acompañarse de otros tipos de patógenos que se aprovechan de la debilidad del pájaro para desarrollarse, y el grave estado del animal, determinamos efectuar un tratamiento combinado con Anfotericina B y Azitromicina, de esta manera cubrimos un amplio espectro de hongos y bacterias.
Dada la imposibilidad del pájaro para comer por si solo, se optó por alimentarlo mediante papilla por sonda e incluir ahí la medicadión a base de una gota de Anfotericina B y un pedacito de pastilla de Azitromicina del tamaño de medio grano de arroz, ambos cada 12 horas.
Se observó que no digería correctamente la papilla por el estado del proventrículo en el buche ya que tardaba 12 horas o más en vaciar el buche e incluso había momentos en los cuales no vaciaba. Esto suponía un serio riesgo para su vida, dado que sin alimento ni agua suficiente no soportaría mucho tiempo.
Se le efectuaron lavados de buche mediante sonda gruesa y se observó la presencia de semillas sin digerir de varios días atrás.
Optamos por utilizar una bebida isotónica (aquarius) a la cual se añadía una puntita de cuchillo de azúcar para aportar glucosa y sales minerales y en dicha mezcla incluíamos la medicación. Durante alrededor de tres días esa fue la solución para que la medicación iniciara su efecto, ya que digería sin problemas el líquido.
A partir del tercer día, la situación había mejorado lo suficiente para empezar a incluir en las tomas papilla diluida que cada vez digería con mayor ritmo. La papilla se fue espesando a medida que mejoraba su capacidad de digerir. Alrededor de una semana después digería papilla con normalidad y su aspecto era el siguiente:
A los 14 días de tratamiento se suspendió la Azitromicina pero se continuó con la Anfotericina B. Empezó a digerir correctamente sólidos y a comer y beber con normalidad de forma autónoma y a los 20 días se suspendió el tratamiento con Afotericina B. El resultado final con la recuperación total del ave fue el siguiente:
Fueron por lo tanto medidas extremas las que se tuvieron que aplicar para salvar al ave y mucho esfuerzo por parte de su cuidador pero se puede afirmar de forma contundente que valió la pena y se salvó la vida del pajarillo.
CASO PARALELO.
A su vez, aunque de forma más leve y sin necesidad de utilizar las medidas iniciales de la hembra, se trató a un macho de taranta cuyo aspecto inicial era este:
Y al final de un tratamiento como el anterior de 16 días, el resultado fue el siguiente:
Bautizamos a los pájaros con los nombres de Life al macho y Vie la hembra por su capacidad para aferrarse a la vida.
Son ejemplos de lo que se debe hacer si somos responsables de unos animalitos.
Unos casos realmente difíciles